Como es posible que en territorios tan pequeños y con muy pocos recursos – como en algunos poblados de la región de Tarapacá – hagan cosas tan maravillosas. Para mí, algo debe haber en el agua y/o la comida para que los que piensan en turismo, elaboren cosas tan innovadoras, de buen gusto y educativas.
Ya me puse envidioso.
Nos dice Don Rodrigo Castillo del Castillo y Castillo Tapia:
(Antes, unas breves palabras del comité creativo y editorial de Caminantes del Desierto)
“Puede darse el caso en el que no estemos de acuerdo con las opiniones vertidas por alguno de nuestros escribanos más, este no es el caso y, en esta oportunidad, estamos totalmente de acuerdo con el escrito y el escribano”
Lo políticamente incorrecto
Hay personas que aseguran que no se debe hacer comparaciones, que no es bueno el compararse.
Hay otras que dicen todo lo contrario, que es bueno el compararnos, pues nos permite apreciar cómo estamos y, si advertimos que podemos mejorar, hacer lo necesario para conseguirlo.
Pues bien. Nosotros pensamos como estos últimos, por lo que nos parece justo y apropiado el comparar nuestra comuna con otras, para ver nuestro estado.
En Ruta Tarapacá:
Recientemente, visitamos Pozo Almonte, una comuna de Tarapacá que apenas alcanza los 20.000 habitantes. Ahora bien, comparada con la nuestra, que posee no menos de 600.000, podría parecer poquita cosa, y, sin embargo, nos sorprendió –entre otras cosas- por la calidad de su arte monumental.
Son tres los conjuntos escultóricos que adornan la Plaza de Armas de Pozo Almonte que nos llamaron la atención, por la calidad del trabajo y su simbolismo. Y no pudimos menos que recordar -al verlos- algunos de los monumentos que “adornan” nuestra ciudad, la de Antofagasta-Chile.
Dichas obras, creadas por el artista peruano Fredy Luque, homenajean a la mujer, los niños y los trabajadores de la pampa. Hacen referencia a la vida pampina en los tiempos del salitre, mas no como ciertos monumentos que vemos en nuestra Región, que requieren de mucha imaginación para encontrarles sentido, sino que la muestran con total claridad y no necesitan interpretación alguna. Son lo que son y muestran lo que muestran.
El monumento a la mujer, por ejemplo, no tiene punto alguno de comparación con el que tenemos en Antofagasta. Tres mujeres a merced del viento del desierto -una de ellas embarazada y otra con un hijo en brazos- cuya presencia nos lleva de inmediato a la pampa y a la dura vida de aquellos tiempos.
La escultura de los niños –por su parte- despertará de inmediato los recuerdos de cualquier pampino de viejo cuño, de ésos que se criaron en las polvorientas y vacías calles de los campamentos salitreros.
Y ¿qué decir del monumento principal, de esa gran escultura que homenajea a los trabajadores? Es un conjunto de 4 figuras, que refleja distintas tareas del arduo trabajo de separar el caliche del duro suelo de la pampa. Un barretero, un acuñador, otro “tirando pala” y un cuarto trabajador en la cima del monumento. No cabe duda de lo que son y de lo que representan. Impresionan.
En lo personal, me dio pena ver esto. No pude evitar pensar en las esculturas de Antofagasta que –a excepción de aquellas últimas que representan a personajes notables- dejan mucho que desear en cuanto a su calidad artística. Cuando se ve la escultura en homenaje a Gabriela Mistral o la escultura a la mujer –frente al Balneario Municipal- no lo hace mejor. ¿Y el “Hilo de agua”? ¿Qué simboliza el Hilo de agua, aparte de los 150 millones de pesos que costó?
Nos preguntamos: ¿No quedan en Chile artistas que representen la realidad como es, en lugar de crear figuras amorfas o mal hechas?
En Pozo Almonte e Iquique contrataron también al peruano Fredy Luque para las esculturas que adornan Humberstone y el museo de La Esmeralda. En Calama requirieron los servicios del boliviano Juan García Guzmán para crear esculturas de animales andinos y de unos caravaneros, y es el mismo artista que creó el Mosasaurus y el Atacamatitan del Parque El Loa.
¿Y en Antofagasta? Ah, no pues, no comparemos, en Antofagasta tenemos la “Mano del desierto”.
Aquí debiese decir: “Nos la han impuesto”.
Por todo lo anterior, Felicitaciones a la gente de Tarapacá y, a sus autoridades. Van por un muy buen camino en procura de fomentar el turismo.
Como corolario. Puede darse la posibilidad de que no sepamos mucho de arte y de los nuevos movimientos escultóricos predominantes en el mundo, pero este no sería el caso. Lo que es bueno, es bueno. lo que es malo, es malo y lo que es más o menos, es más o menos.







