Nos acusan, a todos los connacionales, de que hemos ido degenerando el idioma y dicha aseveración (acusación) es cierta, pero no es un tema actual. Nuestro idioma – siempre – va sufriendo alguna que otra deformación, con el correr del tiempo (degeneración según los puristas). Estas deformaciones van nutriendo nuestra lengua y la van alejando inexorablemente de su origen.
Un ejemplo de aquello.
Si vamos a las cosas triviales, a los dichos o frases que usamos en forma ocasional, ahí podemos notar dichas deformaciones, especialmente para el que se interese en buscar su origen y significado, más dichos proverbios, máximas y/o frases, siguen manteniendo su significado:
Peor es Mascar Lauchas.
No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague.
Ten Ojo al Charqui.
Vete al Carajo.
Pagar el Pato.
Sobre esta última:
La expresión «pagar el pato», que es usada – actualmente – para expresar la idea de sufrir un castigo, una culpa o una penalización no merecida por no ser el culpable del hecho o situación, es una frase coloquial muy extendida en nuestro día a día. Sin embargo, su origen es bien distinto y proviene de la deformación del término «pacto» utilizado por la sociedad cristiana española en los ss. XVI y XVII hacia el pueblo judío.
La expresión «pagar el pacto» – en aquella época – se puede entender de dos maneras, ya que hay estudios que indican que esta expresión proviene del hecho de que en ese tiempo los hebreos eran el blanco sobre el que recaían todas las culpas. Por otro lado, sostienen que esta frase era una proclama nacida del hecho de que los judíos proclamaban su fe (o «pacto con Dios») de manera pública; por ello sufrían la burla de los cristianos que los intimidaban empleando su misma expresión para amenazarlos con que «pagarían el pacto», en referencia a que los quemarían dentro de sus sinagogas.
Durante dichos siglos ya encontramos referencias a esta frase:
Una línea de Quevedo dice: «si no es por la viuda el licenciado paga el pato».
Manuel de León Merchante (1631-1680), entremesista, poeta y sacerdote, autor de jácaras y mojigangas, es el responsable de dos versos tan rotundos en su rima como en su expresión:
Tocaron las campanas a rebato
viendo que el mesonero pagó el pato.
Ahora bien. La pista insinuada por Seijas Patiño conduce a una triste certeza, y es que el modismo fue usado en contra del pueblo judío. De hecho, don José María da con una cita de la Biblia Castellana, de Casiodoro Reina (Basilea, 1569) que, a su vez, se reproduce en El Asno ilustrado o Apología del Asno (Madrid, 1837, pág. 395). En ese párrafo se puede descubrir el enigmático y sombrío origen del dicho:
Como los vocablos Torá y Pacto, usados por los judíos españoles, el primero por la Ley y el segundo por el concierto de Dios, por los cuales los españoles les levantaban (les acusaban a los judíos) que tenían una Tora o becerra pintada en su sinagoga, que adoraban; y del Pacto, sacaron por refrán Aquí pagaréis el pato.
Como corolario:
Aprovechándonos del dicho, y asegurando a ustedes – a pie juntillas – que no pagaremos pato alguno y ningún pato regional pagará por deudas no contraídas, mostraremos a estas hermosas avecillas, a las que podemos encontrar en la región de Antofagasta-Chile, tanto las habituales o aquellas que nos visitan en ciertas temporadas.
Patos presentes en la naturaleza de Antofagasta-Chile:
- Pato juarjual Lophonetta specularioides alticola Ménégaux
- Pato puna Anas puna Tschudi
- Pato jergón grande Anas geórgica Gmelin
- Pato jergón chico Anas flavirostris Oxyptera Meyen
- Pato gargantillo Anas bahamensis Linnaeus
- Pato colorado Anas cyanoptera orinomus Oberholser
Las imágenes son del movimiento unido de Patos antofagastinos por la reivindicación de su honra.







