13

Los Tillandsiales de Tarapacá

(Por donde habitan los Claveles del Aire)

Nos habíamos propuesto, para este nuevo viaje a región de Tarapacá, el visitar los enormes Tillandsiales que se podían admirar en los cerros (a simple vista) muy cercanos a la localidad de Iquique y muy especialmente por la comuna de Alto Hospicio. Nos parecían tan cercanos a la carretera e independiente de los cercados, las grietas y la arena que forman parte de la subida a las cumbres, nos dimos el tiempo, el ánimo y tuvimos el apoyo de un pequeño contingente – de nuestra gente – para subir los arenales y contemplar esta sorprendente formación, maravilla de la naturaleza y comprendemos muy bien que, lo que allí hay es lo que va quedando, lo que resta de un pasado más venturoso de la flora de esta región y siempre nos inunda la esperanza de que todos – sean los locales o foráneos – sepan apreciar, comprender y proteger.

La Tillandsia landbeckii Phil.

(Tal cuál)

Tillandsia. Es el nombre genérico – de la especie sobre la cual hablaremos hoy en día – y que fue dado por Carlos Linneo en 1738 en honor al médico y botánico finlandés Dr. Elías Tillandz, originalmente Tillander. Estas especies (Tan especiales por su crecimiento y vida) corresponden a plantas aéreas de la familia de las Bromeliáceas (Bromeliaceae), generalmente desprovistas de raíces y que crecen en las zonas costeras del Perú y de Chile, por alturas que oscilan entre los 600 y 1200 m. s. n. m. muy cercanas al mar y que sobreviven tan solo por la camanchaca o neblinas costeras.

Esta especie contiene tricomas (una estructura que se asemeja a un pelo o filamento) que se encuentran en la superficie de las hojas, por donde captan y absorben la humedad del aire ya sea en forma de rocío o por simple condensación.  De igual manera en esta superficie, de la hoja, nos encontramos con estomas (poros o aberturas minúsculas en la epidermis de las hojas) que regulan el intercambio de gases (como CO2 y O2) y agua entre la planta y el ambiente. Han de saber que, una mayor cantidad de agua en la superficie de la hoja reduciría el intercambio de CO2 impidiendo la fotosíntesis.

Las plantas jóvenes presentan sistemas radiculares (raíces) cuya función parece consistir – solamente – en ayudar a fijar a la planta y evitar así que sean arrastradas por el viento.

Nos dice la literatura que, las semillas o tallos vivos que se desprenden se suelen fijar a concreciones, a veces muy pequeñas, donde inicia la semilla o la planta juvenil su lentísimo crecimiento.

¿Cuánto viven estas plantas?

Según los estudios y los investigadores, pueden vivir mucho tiempo y las que van muriendo van conformando el piso para las nuevas generaciones de Tillandsias.

Estos Tillandsiales de Tarapacá han de contar con miles de años de vida, es decir, generación tras generación, unas sobre otras.

¿El destino de estos Tillandsiales?

Hemos encontrado nuestros propios campos de Tillandsias en Antofagasta-Chile, una especie diferente a la presente en Tarapacá, pero podemos advertir – basados en nuestra evidencia – cuál será el destino de todas las especies que habitan este norte (eso no es difícil). El ciclo climático por el que atravesamos, el cambio climático que hemos ayudado a generar, la perdida de espacios (por diversos factores), la intrusión del sapiens-sapiens con sus colectas, los basurales (especialmente de químicos), etc, no resultan para nada auspiciosos y tal vez no baste con solo limitar o impedir el paso de la gente, especialmente cuando los cambios no pasan por la presencia o ausencia de las personas, más bien, llegará el momento en el cual la intervención deba ser más directa y llegado dicho momento, hemos de contar con las personas y los estudios suficientes, válidos y atingentes, para que no solo se hable de protección, más bien de recuperación. El mirar de lejos a veces no basta.

En conclusión.

El 99% de las especies que han existido en este planeta se han extinguido y ese es el camino de todas las especies. Antaño, dichos eventos eran por factores del planeta o exógenos, hoy va con la innegable ayuda del hombre.

Entonces, si queremos preservar lo que va quedando, no basta tan solo con mirar.

Loading