El Día de Antofagasta

El Día de Antofagasta

Podemos inferir – basados en los datos por supuesto – que Antofagasta es de muy reciente data, especialmente cuando hurgamos en la historiografía nacional (en los libros de becerros) y nos vamos encontrando con urbes (grandes, medianas y pequeñas) a las que ya no le caben velas en la torta de aniversario, por celebrar sus varias centurias.

Ahora bien. Independiente de nuestra juventud, contamos con tres fechas para desatar las alegrías y festejar:

1866 con la llegada de los primeros habitantes a estas costas. Motivo más que suficiente para la algarabía.

1868 cuando se funda oficialmente la población y el puerto bajo el nombre de La Chimba. Aunque tiene visos de lo que se quiere olvidar.

1879 cuando se reivindica el territorio.

Pero, solo contamos con una fecha y un hecho.

¿El porqué de esto?

Corre la historia:

El 3 de febrero de 1948 el alcalde Juan de Dios Carmona fijó el día 14 de febrero cómo el día de Antofagasta. La tesis del alcalde y de sus seguidores decía: “Tenemos tradición y toda ella debe estar más ligada al corazón que los archivos”.

En ese día se borraron los primeros 12 años de vida de nuestro territorio, los primeros años ligados a los pioneros.

El día que primó el corazón sobre la historia.

EL DIA DE ANTOFAGASTA.

El suceso que narro a continuación ocurrió hace 77 años atrás. Para ser más exactos en febrero de 1948, el día 3 de ese mes. El Salón de Honor de la antigua Municipalidad de Antofagasta estaba colmado de asistentes – era lo que llaman “las fuerzas vivas” de la ciudad. entre ellos los intelectuales más distinguidos: Andrés Sabella y Mario Bahamondes. También las autoridades oficiales: el Intendente Manuel Pino, el Obispo Hernán Frías y el General Silvestre Urízar. José Papic, el presidente del Centro para el Progreso, que, no tenía ningún cargo oficial, pero era un personaje respetado y querido por la comunidad.

Dos historiadores se entremezclaban con los asistentes: Isaac Arce y Enrique Agullo. Ubicado en el centro de la testera y teniendo a ambos lados al Obispo y al Intendente, el alcalde de la ciudad, el joven abogado Juan de Dios Carmona Peralta. El alcalde inició la sesión explicando que la ciudad no contaba con una fecha que le permitiera celebrar el aniversario de su fundación.

Carmona estimaba necesario crear un hito que fuera capaz de formar un sentimiento localista, porque “sus habitantes carecen del espíritu de lucha. Se trata de crear amor por esta zona y mayor preocupación de cada uno de sus habitantes por sus problemas”. Carmona pensaba que señalando una fecha de aniversario se crearía un sentimiento de identidad: el hombre enraizado en su tierra, en la patria chica.

En el Antofagasta de la época.

En febrero de 1948 la ciudad vivía angustiada. El agua se repartía a gotas y la energía eléctrica amenazaba a terminar su potencia, tampoco había suficientes alimentos. Las mamitas adquirían leche para sus hijos, en las farmacias, previa presentación de receta médica. El pan nuestro de cada día, se vendía en forma restringida, cuando había harina. Por eso el Centro para el Progreso, había liderado al pueblo, para reivindicar la necesidad de una mayor atención por el poder central.

En lo político, el presidente Gabriel González Videla, promulgó la ley de Defensa Permanente de la Democracia, que excluyó de sus derechos ciudadanos a los militantes comunistas- Aplicada esta ley en la municipalidad, la mayoría de sus Regidores fueron desterrados a Piragua.

En esas circunstancias, asumió la alcaldía el regidor Falangista Juan de Dios Carmona, ciudadano de prestigio y muy respetado por la gente.

La propuesta de Carmona era fijar el día 14 de febrero cómo el día de Antofagasta. La fecha ignoraba los 12 años de vida del pueblo llamado La Chimba o Peña Blanca. Lo cierto es que nadie podía afirmar cual era la fecha del nacimiento de Antofagasta. El 14 de febrero recordaba el inicio de la guerra. En esa fecha, en febrero de 1879, el coronel Emilio Sotomayor, dirigió un pelotón de soldados y ocupó la ciudad, reivindicando así la soberanía chilena. No hubo un solo tiro. Nadie cayó muerto. No hubo un campo de batalla. Este hecho abrió de inmediato el conflicto de la Guerra del Pacífico que enfrentó a Chile con Perú y Bolivia.

En el momento en que el alcalde expresó su propuesta, la asamblea se dividió. La mayoría aprobaba la proposición, mientras una minoría la rechazaba. El Obispo y los historiadores Agullo y Arce, la rechazaron. La discusión tomó su curso y los argumentos, cómo afiladas espadas, se entrecruzaban, sacando chispas del acalorado debate.

Mario Bahamondes dio el argumento de fondo. La verdadera tesis que sostenía el alcalde y sus seguidores: “…tenemos tradición y toda ella debe estar más ligada al corazón que los archivos”.

Era cierto, no había ningún documento que probara la fecha de nacimiento de Antofagasta. Lo sabían, pero no se conocían. Ante la carencia de fundamento científico Bahamondes lo reemplazó por el corazón.

El trío opositor recalcó que se estaba fijando, un hecho bélico que nada tenía que ver con la fundación de Antofagasta. Era revivir un acontecimiento no grato para Perú y Bolivia y que en nada contribuía a la amistad y la unidad de los pueblos americanos.

Los argumentos contrarios fueron en vano; el apoyo del General, de Papic y los escritores Sabella y Bahamondes, pesaron más que los argumentos de los historiadores.

Agobiados por el calor del verano, se dio término a la reunión, el alcalde llevaba en sus manos, la aprobación de su propuesta. Terminada la reunión Carmona empezó a preparar el primer aniversario de la ciudad.

El primer 14 de febrero (1948) se celebró, con la activa participación de la comunidad. Ese día la ciudad amaneció embanderada. El alcalde inauguró 4 pilones de agua para la Población Lautaro, y dio inicio a la pavimentación de la calle Bellavista. La calle 14 de febrero se vistió de gala para recibir a las autoridades que la visitaron.

En la tarde fue el plato de fondo. Un estrado se levantó en el cruce Prat y Matta y allí el alcalde Carmona, acompañado por el coronel René Echeverría y Eduardo Fábrega, secretario de la Intendencia, dieron la señal de partida al desfile en el que se entremezclaban civiles y militares. La columna comenzó a bajar por Prat hasta alcanzar la Plaza Colón. En el Quiosco la Banda de la Guarnición, dio inicio a la retreta, que transformó a la plaza en un hormiguero de seres humanos.

Desde entonces, el grueso de la población y algunos periodistas despistados, confunden el 14 de febrero con el día de la fundación de Antofagasta. Tal como lo quiso Bahamondes.

Cuando primó el corazón sobre la historia.

Virutas sobre la fecha del aniversario de Antofagasta:

Tomado del escrito “Episodios de la Vida Regional” del Sr. Floreal Recabarren Rojas.

El alcalde sabía que el doctor Gonzalo Castro Toro era el hueso más duro de roer. Así fue. Previo a la sesión exploto un duelo epistolar entre ambos. El doctor criticó férreamente la idea del 14 como día de la ciudad, apoyándose en los antecedentes de los historiadores que intentaban evitar la confusión entre la guerra y los orígenes de la ciudad. Carmona respondió con duras palabras, usando todas las armas de un combate epistolar. El regidor Castro Toro replicó con malicia, calificando como violenta la respuesta, pero que “en cambio, traduce con bastante claridad la imagen de uno de sus subalternos” (al parecer se refería al prosecretario Alfonso Jeria) y terminaba la nota con una ironía: “. Usted tiene por delante una larga vida pública y no será este el primer hijito adoptivo que se le va a morir”. El debate epistolar termino con la aprobación municipal de la idea del alcalde. No fue con cesárea ni fórceps.

Fue si un parto difícil.

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